Si damos un vistazo a las características del comportamiento humano a nuestro alrededor y en nosotros mismos, podremos observar nuestra marcada tendencia hacia la violencia. El nivel al que hemos llegado es preocupante pero en general poco se está haciendo para aminorar su impacto en la sociedad. Me llega a la memoria una película que vi hace mucho tiempo siendo muy joven. En la película el personaje principal participa en una ceremonia indígena de iluminación. En su “viaje” tuvo las siguientes visiones:
En la primera, vio a dos bandos de soldados en una dramática batalla. Esa era la expresión mas descarada de la violencia, matar al otro para que el otro no te mate a ti. Un total infierno. Una voz en su interior le dice a nuestro personaje: “Eso es violencia física, al extremo.” En la segunda visión nuestro protagonista observa a dos individuos en una acalorada discusión, se profieren insultos y recriminaciones sin parar. Una voz en su interior le dice esta vez: “Eso es violencia también, es violencia verbal.” En la tercera visión se encuentra un individuo hablándole pausadamente a una multitud de personas. Todos escuchan sus palabras con profunda atención. De pronto aparece otro individuo que se acerca al que está hablando y le pega tremenda bofetada delante de todos. El individuo atacado se detiene por un momento, mira pausada y compasivamente a su atacante, luego continúa su discurso. La voz en el interior de nuestro personaje le indica: “Eso es perdón.“
La violencia es un serio problema para las sociedades de todo tipo en el mundo. Promovida e instigada por algunos se fue metiendo en nuestras vidas hasta llegar a nuestros hogares. Desgraciadamente existen personas que todavía ven la violencia domestica como algo “normal” dentro de las relaciones de pareja. !Triste ignorancia! Nos hemos estado programando para desarrollar disponibilidad hacia la violencia. El comportamiento violento no es un comportamiento sano, muchas condiciones de todo tipo contribuyen a que una persona desarrolle actitudes y comportamientos que pueden atentar contra su vida y la de los demás.
Pero la razón principal para que la que la misma haya llegado a los niveles en que se encuentra, es por que nosotros la hemos aceptado como parte de nuestras vidas, la hemos condonado. Cuando minimizamos un atropello o ignoramos una injusticia o peor aun, cuando la cometemos, estamos rebajando el nivel general de conciencia de nuestra raza humana. Cuando eso pasa nos afectamos todos.
Experimentos Sobre el comportamiento humano automático
Como participante de un taller de sicología, llevamos a cabo el siguiente experimento. Se nos pidió ponernos de pie en parejas uno al frente del otro. Nos dijeron que juntáramos la palma de nuestras manos con la palma de la mano de la persona de al frente. A uno de los individuos se le llamó “A”. Al otro individuo, se le llamó “B”. Luego el moderador pidió a todos los “B” que empujaran la palma de las manos de los A. Luego pregunto: ¿Que sucedió? La mayoría de los participantes coincidimos en que “A” empujo para atrás a “B” con mas fuerza.” Hasta ese momento yo no había estado consciente de que esta reacción que todos consideramos “normal” era en realidad un reflejo automático.
Esa acción automática viene de uno de los componentes mas antiguos de nuestra psiquis, el “instinto” de conservación y supervivencia. Viene de la parte mas animal y básica de nuestro cerebro pero hasta cierto punto, se puede decir que nos ha permitido llegar hasta donde hemos llegado. La lucha continua por la supervivencia nos permite eso, sobrevivir. Pero la transcendencia del ser humano se encuentra en el perdón. Se encuentra en no empujar para atrás con mas fuerza aunque parezca que esta sea una reacción de lo mas “normal”.
El antídoto contra El Ciclo De la violencia… el perdón
Una mujer sobreviviente de una masacre étnica en Uganda visitó al asesino de su familia en la prisión. La llevaron a un cuarto aislado donde se encontraba el acusado, al entrar al mismo le dieron un garrote. El individuo estaba esposado y había sido notoriamente golpeado. Ella lo miró fijamente a la cara y le dijo: “Yo te perdono.” El guardia de la prisión reaccionó visiblemente molesto y la sacó del lugar. Luego, en una entrevista para un documental acerca de aquellos trágicos sucesos, ella señaló: “Esos soldados eran parte de nosotros, vivían en las mismas calles donde nosotros vivíamos. Yo los perdono para que no perdamos a Uganda. Si no los perdonamos perderemos al país.”
Rompiendo el ciclo fatal
Si A empuja a B y B empuja a A mas fuerte y el ciclo se repite indefinidamente, entonces nunca va a haber paz. Sin embargo si A o B deja de empujar al otro, si uno de ellos perdona “el empujón del otro”, entonces el ciclo se rompe creando la posibilidad de que podamos alcanzarla. Cuando se deja de empujar para atrás al otro es cuando perdonamos. El perdón y la compasión rompen el ciclo hostil.
La violencia se volvió común en las voces de los contrincantes políticos. Se perdió el respeto humano por la otra persona. Por ser un miembro del bando contrario lo hemos reducido de su condición humana a la de un contrincante, un enemigo que no merece nuestro respeto y que hay que combatir a toda costa. Se estableció como un hecho de-facto en la mente de los seguidores políticos, que todos los “buenos” están en nuestro partido y todos los “malos” están en el otro.
Existen lideres mundiales que mantienen el uso descarado de la violencia política. No les basta con crear y mantener guerras alrededor del mundo, también envían mercenarios a asesinar a sus detractores políticos. La violencia ha sido tan familiar para nosotros por tanto tiempo que hoy dia se nos hace difícil observar nuestros impulsos violentos en el trato con los demás, pues ya se han convertido en parte de nuestra personalidad.
¿Donde se encuentra la raíz?
Pero la predisposición a la violencia y su manifestación no es un asunto lejano en alguna parte remota del mundo, la predisposición a la violencia tiene un lugar específico donde existir y exponenciarse. Ese lugar es nuestra propia psiquis, nuestro propio subconsciente.
Hace poco me preparaba mentalmente para participar en una reunión con un grupo de técnicos. Estaba consciente que ellos no favorecían mucho mi visión para llevar a cabo ciertos cambios tecnológicos en la empresa. Según se acercaba la hora de la reunión, cada vez con mayor rapidez, se presentaban en mi mente uno tras otro los argumentos que “esgrimiría” para “defender” mis puntos de vista y sobretodo “mi posición” (¡eso suena a combate!): Yo tengo mas años de experiencia que ellos y sé muy bien lo que estoy diciendo… Ustedes pretenden favorecer un suplidor sobre otro… etc, etc, etc. Y voy a promover mis ideas a brazo partido… ¡He dicho!
En un “flash” de conciencia una suave voz dentro de mi cabeza dijo: “Eso es violencia también.” En ese instante me di cuenta de que el germen de la misma se encontraba dentro de mi inclusive. Fue como estar en dos realidades distintas en solo segundos. Pude observar el des-balance en mi interior.
Aplicando las técnicas de auto-análisis (ver El Estudio de Si Mismo en esta web) pude capturar una imagen mas amplia y consciente de la situación en la que me encontraba. Era cierto que yo soy mas experimentado que ellos en la profesión, pero eso no debería ser una razón para pelearme con ellos, aunque ellos estaban muy dispuestos a hacerlo conmigo (¡Que falta de respeto! :-)). Eso debería ser la excelente oportunidad para que yo me uniera a ellos en el esfuerzo asumiendo un rol mas bien de coordinador y colaborar en el esfuerzo dentro de un ambiente profesional de cooperación y participación. Los miedos y los prejuicios de mi propio ego me impedían ver esa realidad y esa oportunidad.
La violencia manifestada es muy destructiva, nos puede llevar a cometer barbaridades. Pero la raíz de su existencia es una sencilla, se llama “miedo”. La persona agresiva tiene mucho miedo y utiliza la violencia hacia los demás por temor a que lo descubran. La parte mas triste de todo esto es que en la mayoría de los casos los individuos no son conscientes de ello.
Por eso, cuando descubras que te encuentras en modo de “pelear o correr” preguntate: ¿Cuales son los miedos y temores que poseo en este momento? Trabaja con ellos y contribuye a co-crear un mundo mejor. Liberate de las ataduras subconscientes que impiden que alcances todo tu potencial. Se verdaderamente libre.
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